La discotaberna

SON JODIDOS LOS TIEMPOS…

QUE TE VAYA BONITO

Son jodidos los tiempos que nos han tocado compartir, han sido muy jodidas las horas que nos hemos chupado juntos. Si muy duro.  Pero por curiosidades de la fisiología cerebral los homínidos parlantes tenemos la feliz tendencia de limpiar los recuerdos de polvo y paja y quedarnos con el grano de los buenos momentos, ya sabéis ; cualquier tiempo pasado fue mas cojonudo.

Nunca olvidare  aquel sábado 15 de Febrero del casi innombrable 2020 ,con La Discotaberna petá de gargantas sedientas y yo mas agobiado que espinete en una cama de velcro. Entonces cuando mas sudando estaba, un tipo muy  serio y tan largo, que incluso se podía permitir el lujo de ver mis alopecicas vergüenzas coronarias ,  me dejó  su teléfono y sin mover un ápice su musculo de la sonrisa me dijo dándome un papel doblado: “Oye por si te hace falta camarero este es mi teléfono”. Joder pensé que tipo mas seco este lo meto en la barra y me ahuyenta al personal.

Fue tras esta impresionante fiesta «sound sistem» cuando me entro aquel tipo.

 

Tras reflexionar algo pensé. “Coño Adri el autentico Clark Kent de Bardales  con su apariencia seria resultó aparte de ser un gran camarero un cachondo de la hostia con el que pasé 13 meses fenomenales currando, ¿Por que no llamo a este Miguel?”.

Adri el «Clark Kent de Bardales» a pesar de su apariencia seria, es un  un cachondo

 

Fueron tres sábados compartiendo barra, con un Miguel que resulto ser mas conocido que la calva de Chiquito de la Calzadarrr. “Joder Mille no sabia que currabas aquí”.  “ Oye Chema que me han dicho que Mille curra contigo en La Discotaberna” “Chema ¿ hoy no esta Mille?”. He de decir que desde el principio me hizo sentir con el privilegio de llamarle Miguel ya que por aquel entonces era el único que por los bardales le llamaba como el me dijo que le llamase; “Miguel”.

Tres Sábados brutales con sus fiestas brutales en La Discotaberna  con mi nuevo camarero Miguel. No imagine que no volvería a compartir barra nunca con el.

Después de aquello vino “ELLO” aquellas interminables semanas, salvadas del tedio por las redes, las nuevas tecnologías, las cervezas del Mercadona, la media hora de música en los balcones  y el bajar todo los días la basura. (Al final resultó que se gastaron mas royos de bolsas de basura que de papel higiénico)

Nadie en su sano juicio  pensó que en las casas se pegarían por bajar la basura.

Aquellos días que nos sentíamos muy próximos, yo en mi casa y tú muy cerquita,  en la residencia en la que trabajas y  te dejabas día a día los cuernos por tu otra clientela, esa clientela que te adora por como eres y por lo que eres, el Mille que les intenta alegrar los días que les llegan a partir de cómo llamó Delibes: “La hoja roja”.

Delicioso libro de Delibes sobre la jubilación

Aquello pasó pero ELLO  se quedó y tu seguiste implicándote cada vez mas en La Discotaberna, en la Taberna como a ti gusta llamarla, con tus monitos, con tus Baskis, nuestras camisas de Oceanía. Que tenias que venir a las siete allí estaba Miguel a las seis y cuarto colocándome sus cuadros y dejándome vacía la caja de herramientas de cinta de los U.S.A.

Los monitos de Miguel y nuestras camisas ayudaron a alegrar aquel jodido verano

Han sido meses muy puñeteros, ni en nuestras peores pesadillas pensábamos una propina tan larga y cansina al apalancamiento hogareño obligado que nos chupamos.

Ni en nuestras peores pesadillas hubieramos anticipado una propina tan larga y cansina 

Han sido muchísimas las noches en las que nos quedábamos solos  sudando mas que “un lateral derecho tras un ultimo partido de play off de ascenso a primera con prorroga”. Nos mirábamos a la cara con las sienes a punto de estallar de la tensión, nos chocábamos las manos en alto al estilo NBA, nos abrazamos y nos decíamos: “ Bien otra jornada mas”. “ Otro Martes que la Discotaberna no formara parte de la lista de bares denunciados”. Venga Miguel descansa mañana Domingo, que te lo has ganado y el jueves si nos dejan abrir nos vemos a las siete.

Sabados de dura lucha  en los que hacia falta un vigilante, Miguel y la ayuda de esas pedazo camareras que son María y Vero

Sabéis lo mejor de todo, que cuando pasen los años y todo esto nos parezca una remota pesadilla, el cerebro nos tamizara todo como si de un pasapuré se tratase  y dejara caer a la cacerola de los recuerdos solo los buenos momentos que pasamos y sacará un montón de anécdotas y batallitas ya que tantos meses dan para mucho y bueno.

Seguro que si. Nos llevaremos las buenas risas pasadas al futuro

En fin que después de tantas semanas y la mayoría muy jodidas que bueno que ha sido el haber tenido la suerte de compartir tantos momentos duros, tantas risas y anécdotas contigo, Miguel.  Solo me queda decir: “ Que te vaya bonito que te lo mereces.

Bardales,

 

La Discotaberna,

sus parroquianos

  y sobre todo yo…

Vamos a echar de menos a Miguel, a Mille y a sus camisas.

La Discotaberna - Guadalajara
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